Para la VIII Espicha BAILAFACIL estrenamos
sitio. ¡Renovarse o morir, amigos! En esta ocasión fuimos
al Restaurante Sidrería Las Peñas, donde nos trataron
fenomenal y pudimos disfrutar de un delicioso menú a base
de pastel de cabracho, chorizos a la sidra, empanadas, embutidos, tortillas,
croquetas, costillas al ajillo, carne guisada y un montón de cosas
ricas más por el ridículo precio de 20 euros por
persona, antes de ponernos a bailotear durante más
de 3 horas. ¿A alguien le extraña que con semejantes
precios se peten todas nuestras espichas?
Las fotos que muestran
UN DEDO al pasarles el puntero por encima pueden ampliarse.
Haz CLIC sobre ellas y se abrirán en una nueva ventana.
Esta vez fuimos 161 comensales,
algunos menos por las bajas de última hora de los
180 fijados como aforo máximo... y que habíamos
alcanzado ¡casi un mes antes! Una vez más, un éxito
apoteósico, aunque a estas alturas, cuando ya hemos superado
o rondado varias veces los 200 asistentes en los eventos que organizamos,
ese tipo de récords nos interesan poco. Lo que queremos
es que la gente se lo pase bien.
Y eso, una vez liquidada con rapidez
y eficacia la parte gastronómica de la velada, también
lo conseguimos con nuestro truco del almendruco habitual: pinchar
música de calidad y variada. ¡Así de fácil!
Es flipante, pones buena música y, oye, la peña se agolpa
en la pista de inmediato. ¿Por qué no lo harán
en más sitios? Ya, bueno, me estoy echando algunas florecillas
por encima a mí mismo el dj soy yo, por si algún
despistado no lo sabía pero es que es una verdad como un
templo: en algunos locales suena buena música, eso no lo niego,
pero variada... ni de coña. En todas partes tiran
de 3-4 ritmos como mucho, a menudo sólo 1 ó 2,
y en nuestros eventos suenan siempre entre 10 y 12 distintos:
cumbia, rock, bolero, pasodoble, vals, merengue, bachata, kizomba, blues,
chachachá, tango, salsa... Todo dicho.
Bien, las fotos un montón
esta vez, y eso que sólo hemos seleccionado las mejores
ilustran de sobra que nos lo pasamos en grande, abarrotamos
la pista como de costumbre y, en general, todo salió de
fábula: el sonido fue excelente, había espacio
de sobra para todo el mundo pudiera bailar desahogadamente sin agobios,
el sistema de ventilación del local funcionó a
la perfección y no pasamos calor en absoluto... Por poner un
pequeño pero, el suelo no deslizaba tan bien como
hubiera sido de desear, vaya usted a saber porqué. Nada grave.
Hacia la una y media de la madrugada
llegó el momento cumbre de la noche: la hora de bailar
La cucaracha, la coreografía que habíamos preparado
para la ocasión. ¡Había que esmerarse, después
del fiasquito del año pasado! Pero esta vez no
falló nada, le echamos el flisypisamos
al pobre bichejo todos a la vez y con mucho estilo, como podéis
comprobar en las imágenes bajo estas líneas. ¡Así
sufrimos bailando!
Por lo demás, nada especial que
añadir al rollo habitual que os cuento en cada reportaje:
la música siguió sonando hasta las 3 y pico de la madrugada
y la pista estuvo animada en todo momento, más en unos
bailes que otros, como siempre. ¡Ay, esa kizomba tan supuestamente
difícil! A la hora de cerrar el chiringuito todavía
quedábamos casi 70 asistentes exprimiendo el baile hasta
el último momento y a mí desde luego no me habrían
sacado de allí ni con agua caliente de haber sabido que
apenas 10 días después nos iba a caer encima el maldito
Covid-19 que, entre otras muchas desgracias, nos iba a dejar
sin posibilidad de bailar durante mucho tiempo. Pero no quiero dedicarle
a la cuarentena que estamos padeciendo ni una palabra más, porque
esta crónica (y todas las que escribo sobre los eventos que organizamos)
lo que busca es festejar el placer puro y simple de reunirse
con otras personas para hacer juntos cosas divertidas como beber,
comer y, especialmente, BAILAR.
Con esa pequeña reflexión
me despido, amigos. Como siempre, mil gracias a todos en
nombre de Emma y mío por contribuir al magnífico
ambiente que presidió el evento, evidente en lagran
cantidad de sonrisas que exhibimos todos en las imágenes.
Espero que verlas os entretenga y distraiga un poco en estos complicados
días. Seguiremos bailando en cuanto nos dejen. ¡Un
abrazo fuerte a todos y mucho ánimo!
Como siempre, remato definitivamente
el reportaje con el habitual resumen vídeográfico
de lo mejor de la velada. Hasta pronto.