A principios de 1993, Estrella inaugura su propia academia de baile y empezamos un mini-curso (el tercero para mí) después de sufrir el 'mono' de no recibir clases de baile en varios meses. Afortunadamente durante los meses finales de 1992 mantuvimos en pie la afición gracias a las actuaciones. Por cierto que en esa época es cuando se incorporan los últimos miembros originales del GRUPO SWING y abandonan el baile varios de los que empezaron conmigo. Puesto que en el capítulo anterior mandé saludos a casi todos mis ex-compañeros, no puedo dejar de hacer lo mismo por Jano, Merche y Pablo con los que compartí muchas horas de ensayos y bromas.

Creo que la primera vez que actuamos ya como GRUPO SWING fue en la Casa del Mar en diciembre de 1992. La formación original del grupo era de unas 20 personas, mitad gente joven (pongamos, menos de 30 añitos) y mitad de gente menos joven. Por cierto que en aquellos meses los más jóvenes del grupo estábamos entusiasmados con nuestro nuevo descubrimiento: las acrobacias y saltos de baile. En un aula que la UP nos había cedido provisionalmente, Rafa y yo nos tirábamos horas con nuestras parejas —Geli y Marta al principio— intentando 'sacar' acrobacias cada vez más complicadas con la única ayuda de algunos vídeos que habíamos conseguido y los dibujos que yo hacía de los saltos y que llevaba a los ensayos. Después se nos unieron Merche y Raúl, y ocasionalmente Estrella, Pablo, Jano y Elena. Muchos de los movimientos que logramos pulir lo bastante se incorporaron luego a las actuaciones, aunque nuestra pretensión original era 'meter' las acrobacias en medio del baile libre, para lo cual creamos un complejo sistema propio de señas con el objeto de avisar a la pareja del momento de iniciar un determinado salto.
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ENSAYO DE ACROBACIAS EN LA ACADEMIA
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Hacer volar a las chicas mola, pero tiene sus inconvenientes. Estos ejercicios son muy violentos y suelen provocar lesiones crónicas, en las muñecas en mi caso. En las imágenes, varios saltos, uno de los bocetos que utilizábamos y los vendajes que tenía que ponerme.
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Por cierto que en aquella época Rafa y yo nos presentamos a otro concurso, decisión que unos meses más tarde tendría consecuencias sorprendentes... Se trataba de un concurso organizado por la discoteca 'La Real' de Oviedo y estaba montado por fases con el objeto de hacer que los participantes y sus amigos fueran muchas veces. La verdad es que aquello era más largo que un día sin pan, cada semana un baile distinto y no se acababa nunca pero, como nuestra motivación eran los ensayos y el desafío, aguantamos todas las 'fases' hasta llegar a la gran final que tuvo lugar el 16 de Abril de 1993.

Rafa concursaba esta vez con Merche y yo con Marta, como de costumbre. Muchísimos compañeros de la academia y del grupo habían venido hasta Oviedo para animarnos y el ambiente era excepcional. Fue una gran noche a pesar de que no ganamos.

Esta vez había jurado pero eso no nos libró de otro tongazo de tomo y lomo. No voy a decir que la pareja ganadora no bailara bien, porque eran muy buenos pero ¡ojo! sólo en tango; en lo demás, no eran mejores que Rafa o yo. El caso es que se trataba de un concurso de baile en general y se suponía que el primer premio sería para la pareja más completa. Tras eliminar al resto de participantes y realizar una exhibición individual, el jurado se declaró incapaz de tomar una decisión final y la organización (casualmente, la misma academia a la que iban los ganadores) sugirió realizar un último baile libre para determinar el puesto de las tres parejas finalistas. Se decidió que fuera un tango y eso inclinó la balanza hacia la pareja ovetense, a pesar de la tremenda bronca que montaron nuestros compañeros.
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El caso es que 'La Real' también tenía una discoteca en Gijón, situada en los bajos del antiguo cine Hernán Cortés, y a los pocos días se pusieron en contacto con nosotros: les había impresionado la cantidad de gente que movíamos y querían contratarnos para ayudarles a poner en marcha una sesión de bailes de salón en 'La Real' de Gijón.

¡Aquello era justamente lo que yo andaba buscando desde el principio! ¡Un sitio fijo donde bailar cada fin de semana! Les pusimos al aparato con Estrella y el resto del grupo y tuvimos que decidir si estábamos dispuestos a mezclarnos con una empresa privada. Finalmente, aceptamos colaborar con ellos durante varias semanas hasta conseguir poner en marcha la sesión y utilizar el dinero que nos ofrecían para comprar vestuario y realizar diversos objetos de merchandising para el GRUPO SWING —camisetas, tarjetas e incluso ¡un pin!— que nos ayudasen a darlo a conocer y cumplir con nuestro objetivo de promocionar el baile.
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ARQUEOLOGIA NOCTURNO-MARCHOSA EN GIJON: LA REAL
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El arranque de la sesión de bailes de salón de 'La Real' cosechó un gran éxito y yo me impliqué desde el principio en todo lo referente a música, publicidad y promociones diversas. Para los mal pensados, aclararé que lo hacía gratis y por pura afición. En realidad nunca me planteé sacar ningún provecho económico del baile aunque finalmente acabó sucediendo, claro. El contrato que habíamos hecho con la discoteca especificaba que debíamos acudir al menos 10 miembros del Grupo Swing cada sábado de 12 a 4 de la madrugada durante dos meses y medio. Al principio no hubo ningún problema, pero pronto empezó a hacérsele muy pesado a algunos de los integrantes del grupo, a pesar de que se alternaban. ¡Poca afición al baile tenían, yo iba todos las semanas!

A lo largo de aquellas 10 primeras sesiones, me fuí introduciendo en el funcionamiento interno de la discoteca y acabé haciéndome imprescindible. Me reunía con los relaciones públicas durante la semana, ayudaba con los diseños de los carteles y yo mismo me encargaba de comprar la música que se pinchaba y de enseñar a los DJ's a programarla. Lo de los pinchas era todo un mundo. Entre que no entendían un carajo de música que no fuera moderna y que muchos le daban a la farlopa cantidad, me pasaba media noche en la cabina tocándoles los huevox... ¡digo! ayudándoles a pinchar. Llegué a marcar todos los discos, poniendo en la carpeta qué tipo de baile era cada canción. Lo peor era que los despedían cada dos por tres y vuelta a empezar. A pesar de todo, me lo pasé genial durante el año que estuvimos bailando allí y me llevé bien con casi todo el mundo hasta los últimos meses, cuando entraron Juan y los dominicanos, pero de eso hablaremos luego...

Las sesiones de bailes de salón de 'La Real' no han sido superadas en esta ciudad. Quienes asistieron a alguna, dudo que hayan visto o vuelvan a ver algo igual. El ambiente era espectacular. Cada semana acudían varias docenas de alumnos de la academia de Estrella y de otras, así como mucha gente que sin haber aprendido en una clase, venían a bailar a su manera o a ver a los que trabajábamos como animadores. Además de realizar varias actuaciones y otros eventos de gran resonancia, hubo muchas ocasiones en que 'La Real' registró llenos históricos con más de 1000 personas sólo para nuestra sesión. La prensa y la radio locales se hicieron eco de toda aquella actividad y durante varios meses el baile de salón estuvo en la cresta de la ola en Gijón.
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SESION DE BAILES DE SALON EN LA DISCOTECA 'LA REAL'
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Aunque las imágenes son de mala calidad, se aprecia la decoración 'clásica' y que había mucho espacio para bailar. Las otras fotos muestran diversas actuaciones del 'Grupo Swing' —sobre el escenario y entre bastidores— y la pista abarrotada durante una de las sesiones.

'La Real' apostó muy fuerte por la promoción de la sesión de bailes de salón, con anuncios en prensa y radio, y un cuidado diseño de las invitaciones y los carteles. Esa fue una de las razones de su éxito. Nadie ha vuelto a intentarlo en serio y así nos luce el pelo: cero sitios donde bailar en Gijón. En fin. Bajo estas líneas, un par de invitaciones, mi tarjeta VIP y el reportaje que nos dedicó El Comercio el 24 de mayo.

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Al acabar las 10 semanas, nos propusieron prolongar el acuerdo por tiempo indefinido, lo que generó el primer conflicto serio dentro del 'Grupo Swing'. A algunos de sus miembros ya les había costado demasiado cumplir con las 3 ó 4 asistencias que les habían correspondido y no estaban dispuestos a seguir colaborando con una discoteca. 'La Real' propuso como alternativa contratar a algunos de nosotros como bailarines animadores y los demás no tuvieron inconveniente en que fuéramos los más jóvenes, pero a partir de ese momento las cosas no volvieron a ser iguales y yo siempre he creído que ese día se puso en marcha la cuenta atrás para la disolución del grupo.

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