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Así que una noche de finales de 1997, bajé por la siniestra escalera que lleva a esta vetusta discoteca y comprobé con pavor que continuaba con la decoración original que le hizo poner Ramsés, Napoleón o quién fuera hace varios siglos, a saber: sillones tapizados con ese sufrido color gris estampado capaz de disimular las manchas más pertinaces, barra con el borde acolchado en cuero, una genuina vidriera de colores en el suelo iluminada desde abajo y plantas decorativas (más artificiales que la sonrisa de un político) por todas partes. Claro que, para apolillados, los dos momias que me recibieron y me dijeron que eran los dueños. ¡Tenían telarañas hasta en el cerebro! En aquel momento, la discoteca estaba completamente vacía, a pesar de lo cual, la tal Mercedes no paró de insistirme en que era una casualidad y que aquello estaba siempre de bote en bote. Le dije que me alegraba mucho por ellos y que si tenían un hueco algún día podíamos celebrar una fiesta. Aceptaron de inmediato, claro. Acordamos la fecha y me marché apresuradamente, no fuera a ser que me aplastaran las hordas de clientes que iban a entrar en cualquier instante, según ellos... La fiesta
fue un éxito, ya que hacía bastante tiempo
que no organizaba ninguna y la gente estaba deseándolo. Desde
el fin del Barocco, solo había hecho un par de cenas en restaurantes
donde luego te dejan bailar unas horas allí mismo, un recurso
cómodo que a mí no me gusta nada porque obliga a pagar
una cena a los que quieran ir, lo cual excluye a mucha gente. Yo siempre
prefiero hacer fiestas en sitios públicos. Después
de ver mi poder de convocatoria, ya no pude despegarme a Mercedes
y Ricardo ni con agua caliente: había que hacer más
fiestas de inmediato, actuaciones, concursos... Conseguí frenar
su euforia a duras penas y convencerles de era mejor ir poco a poco.
Tras una ardua negociación, acordé con ellos organizar
una fiesta al mes y enseñarles a pinchar bailes de salón
marcándoles los discos que tenían, como había
hecho en el Barocco y 'La Real' a cambio de que me dejaran dar
clase en la discoteca un día a la semana. |
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En honor a la verdad, he de decir que el acuerdo fue de lo más provechoso para mí. Los ocho meses que estuve dando clase en el 'Playboy' fueron la época en que más alumnos de iniciación tuve. Tampoco a ellos les fue nada mal. Las clases les proporcionaban un montón de clientes que se encontraban como en casa en las fiestas, y a su vez éstas me proveían a mí de un flujo constante de nuevos alumnos. A mi ésta siempre me ha parecido la situación ideal, incluso mejor que la estrecha colaboración que tenía la academia de Estrella con 'La Real'. Si ofreces clases de baile en una discoteca, ambos negocios se retroalimentan mutuamente. Desgraciadamente, ya he dicho antes que Mercedes y Ricardo no destacaban precisamente por su profundidad de miras. Su peor problema es que eran estúpidamente codiciosos y a menudo intentaban ganar el día de la fiesta lo que no ganaban el resto del mes, cargando el precio de las copas o presionando a la gente para que consumiera más por ejemplo, recogiendo los vasos en cuanto acabas la copa o vaciando el cenicero constantemente para hacerte sentir incómodo. Este tipo de prácticas fueron una fuente constante de problemas para mí, que me encontraba en medio sin comerlo ni beberlo. Además, tenían otro pequeño defectillo: no pagaban a nadie, de ahí que los camareros no durasen mucho y al final tuvieran que ocuparse ellos de todo. Bueno, sí hubo un miembro del personal que duró lo suyo: Quique, el portero sonado al que siempre pillaba durmiendo cuando llegaba el primero a las fiestas... y que seguía sin saber quien era yo varios meses después de estar trabajando allí. Pobre, supongo que tampoco le pagaban, pero no se enteraba. En julio de 1998 se acabaron los cursos que estaba dando en el 'Playboy' y zanjé mi relación con ellos de forma definitiva. En sus desesperados intentos por exprimir la vaca, estaban empeñados en cobrar entrada, para asegurarse de que la gente tomaba al menos una consumición. Por ahí no pasé. Por mí podían cobrar entrada o retorcerle el brazo a la gente para que bebiera más en sus sesiones de discoteca, pero en las fiestas que organizo yo la entrada siempre ha sido libre. Si fuera una fiesta privada o una sesión de baile me daría igual (se reparten invitas y arreglado), pero mi idea siempre ha sido que las fiestas sirvan, además de para bailar, para dar a conocer el ambiente del baile, tanto a los acompañantes de los alumnos como a los despistados que entren. Y eso no se consigue cerrando la puerta, obviamente. Después
de irme, Mercedes y Ricardo siguieron usando con toda desfachatez
los carteles que les había hecho... tras borrar cuidadosamente
mi nombre de ellos, lo que demuestra la catadura de estos individuos.
También metieron otros profesores y supuestamente siguieron
pinchando bailes de salón hasta que el ayuntamiento les cerró
el chiringuito unos meses después por una lista de irregularidades
más larga que el brazo de Mister Fantástico. Yo nunca
volví a ir por allí, así que no puedo decir
si pinchaban
'de salón' o no, pero lo dudo: lo suyo era la
pachanga. |
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Canga Argüelles 23 PLAYBOY COMENTARIO: Situada en plena ciudad y caracterizada por tener el techo a muy poca altura apenas 2 metros y medio, esta discoteca nunca ha cambiado de nombre, que yo sepa. Era una sala en forma de U con una pista pequeña por debajo del nivel de la calle. Allí hice varias fiestas, di clases unos meses e intenté poner en marcha una sesión de baile, pero era imposible entenderse con los mendrugos que lo 'llevaban'. Después de irme yo, hubo otros profesores y, supuestamente, pinchaban bailes de salón. Tenían muchos problemas con el ayuntamiento y acabaron por cerrar. |
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Por cierto
que aquel verano también organicé un par de fiestas
en un tugurio de la zona del Fomento donde había estado dando
clases entre febrero y julio, así que fue un año bastante
intenso en cuanto al bailoteo. El bareto en cuestión se llamaba
'Liquerique' ¡en serio! y lo llevaba una chica
llamada Carmen, cuya presencia al frente de un negocio de tal tamaño
y características sigue siendo para mí un misterio
tan insondable como el éxito musical de King Afrika. Hay
que tener en cuenta que el local acababa de ser remodelado y estaba
impecable, lo que habla de una inversión mínima de
unos 10 kilos de los de antes, y sin embargo ella no tenía
ninguna experiencia en el negocio de las copas. En todo caso, el asunto
tampoco fue más allá de las dos mencionadas fiestas, entre
otras cosas porque el local cerró al poco tiempo, lo que
aumentó a dos el número de cadáveres del
curso. |
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![]() ARQUEOLOGIA NOCTURNO-MARCHOSA EN GIJON: LIQUERIQUE . |
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Marqués de San Esteban 44 LIQUERIQUE > RAMSES > INDIAN CAFE COMENTARIO: Bar musical típico de Fomento, con salida a las dos calles. Bastante grande, aunque su mala distribución no permitía aprovecharlo al máximo para bailar. Allí estuve dando clases unos meses y celebramos un par de fiestas, pero al poco tiempo cambió de 'dueños' y nunca más se supo. Ignoro si tuvo algún otro nombre antes de Liquerique. |
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Por otra parte, a lo largo de 1998 y 1999 realizo un buen número de actuaciones con mis alumnos, cada vez de mayor nivel y complejidad. Entre todas las que hicimos, destacan las dos que se emitieron en TeleGijón: una que grabamos en una discoteca de Somió y otra participando en una de las galas de 'Bravo Asturianísimo', lo que me dio la oportunidad de estrenar el recién remodelado Teatro Jovellanos. En la primera
de ellas, grabada en el Somió Park en diciembre del 98 para el
programa 'Queridos vecinos', bailamos un swing y un pasodoble.
Además, una de las presentadoras me hizo una breve entrevista.
Me gustaría destacar el magnífico nivel técnico
de la realización, que captó muy bien ambas coreografías,
con el doble mérito de que únicamente disponían
de tres cámaras y no hubo ensayos previos. |
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La otra fue el estreno de la espectacular coreografía 'Llegó el sabor' que cosechó un gran éxito en la gala de 'Bravo Asturianísimo' que se celebró el 18 de abril de 1999. Se trataba de una explosiva mezcla de salsa, rueda cubana normal y en línea y pasos libres de casi seis minutos que marcó el punto álgido de las actuaciones que había organizado hasta entonces. Para que
os hagáis una idea de la complejidad del número, os diré
que no había entre mis alumnos suficiente gente capaz de hacerlo
y tuve que recurrir a Rafa y su mujer Mila, ambos expertos bailadores
de salsa, para reunir el número mínimo de parejas que
necesitaba, que eran cuatro. Yo creo que aquella fue la primera vez
que se bailó salsa con pasos libres en Gijón. Ahora,
es algo corriente y habitual. |
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Y para acabar este capítulo voy a hacer una referencia a una iniciativa que no tuvo nada que ver conmigo, para que no se diga que sólo me dedico a echarme flores a mí mismo: me consta que por aquella época otros profesores organizaban fiestas de baile en la discoteca 'Parque del Piles', aunque yo nunca fui a ninguna y no puedo decir nada sobre el ambiente ni el tipo de música que ponían. En cualquier caso, todo esfuerzo encaminado a sacudir un poco el anquilosado mundillo del baile en Gijón es una buena noticia y quiero dejar constancia de ello. Al menos, se molestaron en organizar el sarao en un lugar público (aunque más bien funcionaba como fiesta privada, ya que no hacían ninguna promoción de ello, que yo sepa). La mayor parte de los profesores que conozco cubren el expediente organizando una cena-baile en algún restaurante de vez en cuando, y muchos ni eso... Copyright 2004 © www.bailafacil.es | Diseño: CybertoWM | Texto: faux | Todos los derechos reservados |
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