A pesar del fiasco del 'Playboy', a lo largo de 2000 aún hice un último intento de trabajar a medias con una discoteca. Tras hacer algunas fiestas de prueba, le propuse al nuevo dueño de 'La Facultad/Puerto Plata' —por aquel entonces se llamaba de las dos maneras indistintamente, ver ficha en el CAPITULO 01 de esta historia— dar unas clases allí durante los meses de verano. ¡Esfuerzo inútil! El local cerró en julio, sin darme tiempo ni a terminar el cursillo. Desde entonces ya no he vuelto a proponerles a los tugurios donde hago las fiestas que me den nada a cambio. ¡Las pocas clases que he tenido que suspender han sido siempre en ese tipo de sitios! Me doy con un canto en los dientes conque simplemente me dejen poner la música y no me toquen mucho los huevox...

El siguiente sitio donde estuve haciendo fiestas fue el 'Mubay', un local mucho más pequeño pero con suficiente espacio para bailar. El dueño, Tony, había sido alumno mío y me llevaba bien con él, así que allí nunca tuve problemas para poner mi música. Organicé fiestas en el Mubay durante dos años (2000 y 2001) y fue una época tranquila. Algunos de mis alumnos iban a la sala regularmente y Tony solía poner música bastante variada, pero también el Mubay acabó por cerrar. ¡Ya sé que puede parecer que soy un poco gafe, pero no os dejéis llevar por las apariencias! Los locales no cierran porque yo haga fiestas en ellos, simplemente son negocios muy inestables y a menudo llevados de formas muy raras —por no decir otra cosa—. Además, muchos cerraron años después de irme yo.
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ARQUEOLOGIA NOCTURNO-MARCHOSA EN GIJON: MUBAY
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Por lo demás, los años del 'Mubay' y 'La Facultad' coinciden con mi inmersión en el fascinante mundo de la informática, que da un nuevo impulso tecnológico a mis esfuerzos por promocionar el baile —y ganarme el pan, claro—, particularmente visible en el diseño de mis carteles y en la utilización de música en formato digital a partir de 2001. ¡Diox bendiga al sagrado MP3!
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DIVERSOS CARTELES DE 'DISEÑO FAUX' (1999-2002)
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En los primeros carteles que hice con ordenador todavía solía usar algunos de mis antiguos dibujos. El empleo de fotografías conseguidas en internet y retocadas por mí fue el siguiente paso adelante. Este año espero empezar a trabajar con imágenes propias.
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Esta página web puesta en marcha en 2003 es la penúltima locura que me ha dado por hacer. Con ella, además de hacerme auto-bombo (¡eres grande, faux!), espero transmitir a otros aficionados mi pasión por este entretenimiento maravilloso y animar a cuantos me lean a bailar siempre que tengan ocasión. ¡Bailadores todos!

En cuanto al futuro, poco puedo añadir a todo lo que ya he contado aquí en extenso —lo sé, ¡me enrollo a lo pijo!—. Supongo que habrá quedado claro a lo largo de estos ocho capítulos que la búsqueda de la música para bailar a sido un largo peregrinaje... con pocas estaciones estables. Como ya mencioné en la presentación de este rollazo, actualmente organizo las fiestas de baile en la discoteca OTTO. Hasta ahora hemos hecho allí unas 7 u 8 y estoy encantado, sobre todo porque el trato con el propietario, Javi, es muy profesional, y eso siempre es de agradecer en un mundillo donde abundan la precariedad y la chapuza. A pesar de todo no me hago ilusiones, el Otto también está amenazado de cierre por las denuncias del vecindario y en algún momento la situación cambiará. Es ley de vida ¿no? Nada dura eternamente.
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En cualquier caso, de una cosa podéis estar seguros: PIENSO INSISTIR. Tengo un genuino y absurdo empeño en ello. Quizás al leer este subjetivo relato hayas llegado a la conclusión de que me he pasado un par de pueblos en las loas y palmaditas en la espalda a mí mismo. Es posible que hayas pensado: ¡Menudo imbécil! ¡Este se ha creído que es el rey del mambo y el único que ha hecho actuaciones y fiestas de baile en Gijón! No quiero que esto suene a auto-justificación, pero nada más lejos de mi intención que arrogarme más méritos de los que tengo. Es cierto que, además de relatar mi incesante búsqueda de sitios donde bailar, he aprovechado para contar mi participación y protagonismo en muchos otros eventos relacionados con el baile, como actuaciones, concursos y otros, pero nunca he dicho fueran los únicos que ocurrieron en Gijón, ni les he dado más importancia de la que realmente tuvieron.

De hecho, cada profesor que da clases en Gijón se monta sus bisnes y, al menos a nivel de actuaciones, la actividad durante estos últimos años ha sido abundante. Por sólo poner algunos ejemplos, Estrella creó una compañía de tangos, mi amigo Rafá participó en varias actuaciones de la academia Elisa de Oviedo y Josín, un ex-compañero de la academia, fundó primero el grupo de baile 'Duendes' y luego otro...
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ALGUNAS ACTUACIONES DE ESTOS ULTIMOS AÑOS
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En ningún momento he dejado de organizar actuaciones. Arriba, imágenes de una del año 2000. Abajo, las dos últimas, en Santa Bárbara y el Centro Municipal del Coto, en las que bailé un jive acrobático con Emma después de muchos años sin practicar saltos. ¡Ya tenía ganas!

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Pero yo no tenía la pretensión de contar TODO lo que pasó en Gijón en estos casi 15 años, pese al pomposo subtítulo de esta serie —¡fue una recomendación del maldito Departamento de Marketing, yo no quería!—. Añadí todas esas referencias a las actuaciones en las que participé porque estaban muy relacionadas (sobre todo los primeros años) y porque no tenía otras imágenes para ilustrar el relato.

No me creo el protagonista de la historia del baile en Gijón ni nada parecido. ¡No soy tan memo! Ahora, hay dos méritos que no puede quitarme nadie: mi decisiva aportación a la creación y éxito del 'Grupo Swing' y ser el único bailarín que siempre ha intentado que hubiera en Gijón un lugar público donde se pudiera bailar de todo. O al menos, el único que se ha hecho notar.

En cuanto al 'Grupo Swing', a mí no me cabe ninguna duda de que fue el mejor grupo de baile que ha habido en esta ciudad y ni mis peores enemigos negarán mi importancia dentro de él. No solo fuí uno de sus principales bailarines, sino que participé en más actuaciones que nadie con diferencia, creé su imagen corporativa, me ocupé de todo lo de 'La Real' y fui —junto con Rafa— el único que aportó coreografías al repertorio del grupo. Solo Estrella, autora de todas las coreografías, directora y profesora del grupo, tuvo más relevancia dentro de él que yo.
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Y POR FIN DESVELAMOS EL GRAN SECRETO DE FAUX: ¡LA RAZON DE SU INCOMPRENSIBLE EXITO!
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Pues el secreto es... que me gusta el baile. Siempre que veo a alguien que baila algo que yo no sé, quiero aprenderlo. En 2001 empecé con las sevillanas y ahí sigo. También me ha dado últimamente por hacer cursos de jazz o hip-hop. ¡Cuando sea mayor quiero bailar como Chayanne!
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Y en lo que respecta a la búsqueda de sitios donde bailar, la cosa es todavía más clara: yo he dirigido las dos únicas sesiones de bailes de salón que se han hecho en esta ciudad, en 'La Real' en 1993 y el 'Barocco' en 1996, además de mis múltiples intentos por poner en marcha otras y haber organizado docenas de fiestas. No dudo que otros profesores se habrán montado también sus cenas y fiestas más o menos privadas, y me consta que no pocos bares musicales y discotecas se han promocionado como sitios 'donde se podía bailar en pareja' —sin ir más lejos, el 'Playboy' o el 'Mubay'... después de pasar yo por ellos—. Pero permitidme que dude de tales iniciativas: estoy harto de ir a lugares en los que supuestamente se pincha 'música de bailes de salón' y encontrarme con el típico desguace donde sí, se baila en pareja, pero apenas media de docena de ritmos facilones.

Mi empeño en promover que haya un sitio donde bailar de todo tiene un componente lógico y egoista: YO CONOZCO MULTITUD DE BAILES Y QUIERO BAILARLOS. Pero no habría hecho todos los esfuerzos que he relatado aquí sólo para tener donde bailar yo. ¡Al fin y al cabo me habría sido más sencillo bailar en mi garaje! Es que de verdad estoy convencido, no sólo de lo divertido que es bailar, sino de que la verdadera esencia del baile sólo se pone de manifiesto cuando bailamos en una discoteca, improvisando con la música y mezclándonos con los demás bailarines. Bailar en clase o en un restaurante donde sólo hay colegas tiene un componente artificial que desvirtúa la universalidad del baile como diversión social. A mi me recuerda una actuación fin de curso de niños, con los padres aplaudiendo a sus hijos lo hagan bien, mal o peor. Hay algo de cobardía en no querer bailar en sitios realmente públicos mezclándose con otra gente, y no me sirve de excusa decir que los que no saben bailar nos miran mal cuando hacemos pasos complicados. ¡Pues que aprendan, no te jode! ¿Acaso tenemos que escondernos para bailar?

Esa vocación universal es lo que echo de menos en las iniciativas que he mencionado antes. Yo siempre he seguido la misma línea, y ese es mi mérito: mi objetivo es que haya un sitio donde practicar el baile de salón en Gijón, un local público, cuanto más grande mejor, que programe música variada de calidad. Y abierto a todo el mundo. En ello llevo desde que empecé y ya os digo: PIENSO INSISTIR.

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